En días recientes hemos visto cómo el Gobierno
ha empleado maniobras evasivas y propuesto ocurrencias (impuestos al salario
escolar, aguinaldo, canasta básica) para tantear a la población y ver en qué
momento es capaz de aplicar un parche a la carretera económica tan erosionada
por la que transitamos todos los costarricenses. Pareciera que nuestra forma de
manejar el país en todos sus ámbitos está caracterizada por parches en lugar de
soluciones definitivas.
Ejemplo de esto son el límite a la cartera
crediticia de los bancos y los impuestos a los llamados “capitales golondrina”,
¿Pero no es acaso la misma necesidad de fondos lo que ha causado que el Gobierno
requiera financiarse? ¿Cómo espera hacienda sufragar el alto gasto? ¿No estamos
acaso iniciando nuevamente el círculo vicioso que llevará de nuevo a un alza en
las tasas de interés?
En definitiva ésta medida junto con la
restricción de la cartera crediticia de los bancos, que no solamente afectará a
los sectores productivos de nuestro país sino que enviará una imagen negativa
de Costa Rica como un sitio para atraer inversiones, evidencia como el país no tiene un rumbo
claro y más bien avanza de forma reactiva ante los vaivenes económicos.
Una Costa Rica que se asemeje a un buque sobre el mar de la globalización |
El Gobierno en conjunto con el Banco Central y
el Ministerio de Hacienda debería establecer planes conjuntos a largo plazo con
el fin de sanear nuestras finanzas y llevar a cabo un verdadero plan país que
no se vea afectado cada cuatro años en el ejercicio electoral. Es hora de que
Costa Rica defina un rumbo y marque sus metas para así poder ir evaluando sus
progresos y ajustando el timón siempre con un puerto en mente al cual llegar en
las turbulentas aguas de la globalización. Se hace necesario analizar casos
exitosos como los países nórdicos quienes han logrado encontrar lo que
pareciera la fórmula perfecta entre gasto público responsable y tributos
efectivos. No basta con ser negativo y quedarse de brazos cruzados antes los
vientos oceánicos que aún soplan después de la crisis financiera del 2008-2009,
mucho menos ser positivos y dejar que las velas nos lleven hacia donde el
viento sople. Hace falta ser realistas y ajustar las velas según los vientos
económicos, eso sí, con la firme determinación de llegar al puerto seguro que
se ha fijado con anterioridad.
Es nuestro deber dejar de crear soluciones
paliativas y empezar a forjar políticas económicas dirigidas hacia el bienestar
de nuestro país, de lo contrario nuestros vecinos continuarán pasándonos de
largo en varios rubros como ya lo han hecho.
Es también fundamental el papel de los medios
de comunicación, para crear análisis y reflexión en los ciudadanos, exponiendo
no solamente las propuestas de Gobierno, sino explicando y profundizando el
problema real que afronta nuestra economía, como lo es el déficit y la mala
utilización de gastos públicos. Sólo de esta manera lograremos tener una
sociedad crítica y que pueda juzgar las políticas para generar presión sobre
los mandatarios con el fin último de alcanzar una Costa Rica que se asemeje a
un buque sobre el mar de la globalización, preparada para todas las
inclemencias del tiempo que se puedan presentar, y no simplemente una nación en
una barcaza a la intemperie de los movimientos económicos mundiales.
Lic. José Pablo Valverde Coto MBA
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