Recientemente el tema de la dolarización ha llegado a
la palestra nacional. ¿Qué es la dolarización? El simple acto de adoptar una
moneda extranjera como sustituto de la moneda local. En nuestro caso la desaparición
del colón costarricense por el uso del dólar estadounidense como divisa de
cambio.
A simple vista se podría deducir que esta medida
buscaría equiparar los patrones de consumo en Estados Unidos. Una premisa sería:
ganamos en dólares, gastamos en dólares (en una ya de por sí economía dolarizada
extraoficialmente según los promotores de esta medida) ¿Cuál es el problema
entonces? La oferta pareciera atractiva, sin embargo hay un trasfondo mucho más
alarmante.
Los impactos claros al implementar la dolarización son:
la pérdida de independencia en la política monetaria, la pérdida de
competitividad, la pérdida de capacidad del Banco Central para imprimir dinero
y actuar como prestamista al sistema bancario nacional y por último la pérdida
de capacidad para generar bonos del Estado en colones con el fin de nutrir al
gobierno y sostener el elevado déficit fiscal que sufre (tema aparte es la
reestructuración del gasto público, reforma tributaria y mejora en recaudación
urgente en Costa Rica).
El mayor
riesgo que existe con la dolarización es la pérdida de soberanía sobre la
política monetaria. Con un sistema dolarizado el país se expone a depender
única y exclusivamente de las decisiones tomadas por la Reserva Federal con
respecto a la oferta monetaria. Básicamente Costa Rica estaría negándose el
derecho a establecer Operaciones de Mercado Abierto. Pero, ¿Qué son las
Operaciones de Mercado Abierto? Estás operaciones son una de las principales
herramientas con que cuenta cualquier banco central para controla el tamaño de
la oferta monetaria. En el caso estadounidense Cuando el FED compra
instrumentos financieros, pone más dinero en circulación. Con más dinero
disponible, las tasas de interés tienden a disminuir, y así más dinero es
prestado y gastado. Cuando el FED vende instrumentos financieros, saca de
circulación el dinero, causando que las tasas de interés aumenten, haciendo los
préstamos más caros y, por lo tanto, menos accesibles. Así, Costa Rica perdería
su soberanía sobre la oferta monetaria y sus tasas de interés ya que la FED
sería la que establecería la oferta de dólares.
Una vez claro el concepto de Operaciones de Mercado
Abierto es oportuno conocer las implicaciones que trae abandonar el uso de otras herramientas básicas de la política económica,
como la cambiaria, atando permanentemente la economía a un sistema inflexible,
que puede gestar problemas insospechados. Está atadura a un esquema cambiario
rígido resulta preocupante cuando las principales monedas del mundo operan con
un modelo de fluctuación constante unas frente a otras. Partiendo de este punto
ya hay una clara desventaja.
La pérdida de competitividad nace de la falta de
control sobre el valor de la divisa que se adopta, en este caso el dólar. Con
el sistema actual es posible establecer el valor de un colón, es decir, hacer
que un colón valga más o menos dólares según las necesidades de la coyuntura
económica mundial. Al implementar la dolarización se perderá definitivamente
este control ya que un dólar siempre valdrá un dólar y será precisamente la FED
con sus Operaciones de Mercado Abierto la que regulará a su necesidad la oferta
de dólares según sea su política acerca de tasa de interés, inflación y tasa de
cambio. Lo preocupante es que su política incidirá directamente sobre la
economía costarricense y las autoridades nacionales con toda la carga de
recortes en su soberanía, tendrán menos capacidad de reacción y de gestión.
En el caso de los exportadores la eliminación del tipo
de cambio haría que sus productos sean más caros a nivel internacional ya que perderán la ventaja de consumir localmente en colones y vender en
dólares. Este punto es especialmente sensible ya que incide directamente en la
producción nacional, la tasa de desempleo y puede llevar a una eventual
recesión.
Milton Friedman
en su Teoría Cuantitativa del Dinero apunta una relación básica entre la
actividad económica, los precios y el nivel de monetización de la economía, es
decir, existe un vínculo entre la cantidad de dinero y el nivel de los precios
de una economía. La expresión matemática de la fórmula de Friedman es la
siguiente: MV=PT, es decir, la masa monetaria que circula (MV) es igual al
valor (P) en que se transan los bienes y servicios producidos (T).
Si aceptamos que el tipo de cambio fijo provoca una
estabilidad de precios (P) constante y, por ende, una velocidad (V) de
circulación constante, queda claro que la actividad productiva del país
depende, según la fórmula de la teoría monetarista, única y exclusivamente de
la cantidad de dinero circulante. Cuanto mayor sea la cantidad de dinero, mayor
será el nivel de producción local.
Esta relación altera el concepto esencial de la
fórmula y de la Teoría Cuantitativa del Dinero, donde la cantidad de dinero se
vincula con los precios: a mayor emisión monetaria, mayor inflación, según
Milton Friedman.
Como consecuencia de esta alteración que causa la
dolarización, el vínculo de la emisión monetaria no es con los precios sino con
la actividad económica, por lo que la cantidad de moneda circulante afectará
directamente la producción.
Costa Rica al implementar la dolarización eliminaría la
posibilidad de emitir dinero, por lo que se privaría de una herramienta para
fomentar la producción y el crecimiento en momentos en que esto es necesario.
La única forma de monetizarse sería por medio de inversiones extranjeras
directas, transacciones comerciales de balanzas de pago o endeudamiento externo.
Ante una escenario recesivo mundial Costa Rica generaría menos exportaciones
por su ya de por si poco competitiva producción atada a un esquema cambiario
rígido como se mencionó anteriormente (además de la eventual desaceleración en
su producción provocada por la cantidad de moneda circulante a expensas de la
política monetaria estadounidense).
Por último, como se mencionó anteriormente en los
impactos que tendría una eventual dolarización en Costa Rica, el Banco Central
perdería la capacidad para generar bonos del Estado en colones y de este modo
sufragar el gasto público. El 30 de abril de 2003 ingresaron al Banco Central
de Costa Rica $1.000 millones producto de la colocación de bonos de deuda
externa por parte del Ministerio de Hacienda en los mercados internacionales,
llamados eurobonos. Mientras continuemos con nuestro historial de indisciplina
fiscal resulta muy peligroso abrazar un sistema dolarizado. En otros países
como México, Brasil, Argentina, Rusia o recientemente Grecia con la “eurolización”,
se necesitó desesperadamente la monetización de la moneda por medio de
endeudamiento o inclusive la creación de nuevas monedas. Países como Ecuador,
Panamá y El Salvador no resultan buenos parámetros de comparación ya que la esencia
de sus economías recae en factores muy diversos y ajenos a nuestra realidad.
Ecuador tiene al petróleo como su principal fuente de ingresos, El Salvador las
remesas del exterior y Panamá los servicios financieros intangibles. Las tres
economías tienen en común el poseer menor riesgo al dolarizar debido a que sus
economías no dependen de la competitividad del sector real de la economía sino
de flujos de dinero.
Costa Rica debe observar con cuidado los casos
latinoamericanos que han resultado desastrosos y evaluar su situación actual.
No tiene caso compararse con economías completamente distintas ya que sus
factores de éxito no se presentan dentro de la realidad costarricense. A la
hora de poner en la balanza los aspectos positivos de una eventual dolarización
con todas las consecuencias que trae consigo, una posible implementación de
este modelo no pareciera positiva para el país. Los impactos y ataduras a los
que se sometería la economía costarricense son muchos y las soluciones que plantea
la dolarización no justifican el sacrificio. El país debería primero
preocuparse por solucionar las profundas grietas fiscales que posee, así como
el exacerbado gasto público para atenuar el problema del desempleo, la
dolarización no es la respuesta.
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