domingo, 2 de junio de 2013

Dolarización: ¿Atarnos de manos?



Recientemente el tema de la dolarización ha llegado a la palestra nacional. ¿Qué es la dolarización? El simple acto de adoptar una moneda extranjera como sustituto de la moneda local. En nuestro caso la desaparición del colón costarricense por el uso del dólar estadounidense como divisa de cambio.

A simple vista se podría deducir que esta medida buscaría equiparar los patrones de consumo en Estados Unidos. Una premisa sería: ganamos en dólares, gastamos en dólares (en una ya de por sí economía dolarizada extraoficialmente según los promotores de esta medida) ¿Cuál es el problema entonces? La oferta pareciera atractiva, sin embargo hay un trasfondo mucho más alarmante.

Los impactos claros al implementar la dolarización son: la pérdida de independencia en la política monetaria, la pérdida de competitividad, la pérdida de capacidad del Banco Central para imprimir dinero y actuar como prestamista al sistema bancario nacional y por último la pérdida de capacidad para generar bonos del Estado en colones con el fin de nutrir al gobierno y sostener el elevado déficit fiscal que sufre (tema aparte es la reestructuración del gasto público, reforma tributaria y mejora en recaudación urgente en Costa Rica).

El mayor riesgo que existe con la dolarización es la pérdida de soberanía sobre la política monetaria. Con un sistema dolarizado el país se expone a depender única y exclusivamente de las decisiones tomadas por la Reserva Federal con respecto a la oferta monetaria. Básicamente Costa Rica estaría negándose el derecho a establecer Operaciones de Mercado Abierto. Pero, ¿Qué son las Operaciones de Mercado Abierto? Estás operaciones son una de las principales herramientas con que cuenta cualquier banco central para controla el tamaño de la oferta monetaria. En el caso estadounidense Cuando el FED compra instrumentos financieros, pone más dinero en circulación. Con más dinero disponible, las tasas de interés tienden a disminuir, y así más dinero es prestado y gastado. Cuando el FED vende instrumentos financieros, saca de circulación el dinero, causando que las tasas de interés aumenten, haciendo los préstamos más caros y, por lo tanto, menos accesibles. Así, Costa Rica perdería su soberanía sobre la oferta monetaria y sus tasas de interés ya que la FED sería la que establecería la oferta de dólares.

Una vez claro el concepto de Operaciones de Mercado Abierto es oportuno conocer las implicaciones que trae abandonar el uso de otras herramientas básicas de la política económica, como la cambiaria, atando permanentemente la economía a un sistema inflexible, que puede gestar problemas insospechados. Está atadura a un esquema cambiario rígido resulta preocupante cuando las principales monedas del mundo operan con un modelo de fluctuación constante unas frente a otras. Partiendo de este punto ya hay una clara desventaja.

La pérdida de competitividad nace de la falta de control sobre el valor de la divisa que se adopta, en este caso el dólar. Con el sistema actual es posible establecer el valor de un colón, es decir, hacer que un colón valga más o menos dólares según las necesidades de la coyuntura económica mundial. Al implementar la dolarización se perderá definitivamente este control ya que un dólar siempre valdrá un dólar y será precisamente la FED con sus Operaciones de Mercado Abierto la que regulará a su necesidad la oferta de dólares según sea su política acerca de tasa de interés, inflación y tasa de cambio. Lo preocupante es que su política incidirá directamente sobre la economía costarricense y las autoridades nacionales con toda la carga de recortes en su soberanía, tendrán menos capacidad de reacción y de gestión.

En el caso de los exportadores la eliminación del tipo de cambio haría que sus productos sean más caros a nivel internacional ya que perderán la ventaja de consumir localmente en colones y vender en dólares. Este punto es especialmente sensible ya que incide directamente en la producción nacional, la tasa de desempleo y puede llevar a una eventual recesión.

 Milton Friedman en su Teoría Cuantitativa del Dinero apunta una relación básica entre la actividad económica, los precios y el nivel de monetización de la economía, es decir, existe un vínculo entre la cantidad de dinero y el nivel de los precios de una economía. La expresión matemática de la fórmula de Friedman es la siguiente: MV=PT, es decir, la masa monetaria que circula (MV) es igual al valor (P) en que se transan los bienes y servicios producidos (T).

Si aceptamos que el tipo de cambio fijo provoca una estabilidad de precios (P) constante y, por ende, una velocidad (V) de circulación constante, queda claro que la actividad productiva del país depende, según la fórmula de la teoría monetarista, única y exclusivamente de la cantidad de dinero circulante. Cuanto mayor sea la cantidad de dinero, mayor será el nivel de producción local.

Esta relación altera el concepto esencial de la fórmula y de la Teoría Cuantitativa del Dinero, donde la cantidad de dinero se vincula con los precios: a mayor emisión monetaria, mayor inflación, según Milton Friedman.

Como consecuencia de esta alteración que causa la dolarización, el vínculo de la emisión monetaria no es con los precios sino con la actividad económica, por lo que la cantidad de moneda circulante afectará directamente la producción.

Costa Rica al implementar la dolarización eliminaría la posibilidad de emitir dinero, por lo que se privaría de una herramienta para fomentar la producción y el crecimiento en momentos en que esto es necesario. La única forma de monetizarse sería por medio de inversiones extranjeras directas, transacciones comerciales de balanzas de pago o endeudamiento externo. Ante una escenario recesivo mundial Costa Rica generaría menos exportaciones por su ya de por si poco competitiva producción atada a un esquema cambiario rígido como se mencionó anteriormente (además de la eventual desaceleración en su producción provocada por la cantidad de moneda circulante a expensas de la política monetaria estadounidense).

Por último, como se mencionó anteriormente en los impactos que tendría una eventual dolarización en Costa Rica, el Banco Central perdería la capacidad para generar bonos del Estado en colones y de este modo sufragar el gasto público. El 30 de abril de 2003 ingresaron al Banco Central de Costa Rica $1.000 millones producto de la colocación de bonos de deuda externa por parte del Ministerio de Hacienda en los mercados internacionales, llamados eurobonos. Mientras continuemos con nuestro historial de indisciplina fiscal resulta muy peligroso abrazar un sistema dolarizado. En otros países como México, Brasil, Argentina, Rusia o recientemente Grecia con la “eurolización”, se necesitó desesperadamente la monetización de la moneda por medio de endeudamiento o inclusive la creación de nuevas monedas. Países como Ecuador, Panamá y El Salvador no resultan buenos parámetros de comparación ya que la esencia de sus economías recae en factores muy diversos y ajenos a nuestra realidad. Ecuador tiene al petróleo como su principal fuente de ingresos, El Salvador las remesas del exterior y Panamá los servicios financieros intangibles. Las tres economías tienen en común el poseer menor riesgo al dolarizar debido a que sus economías no dependen de la competitividad del sector real de la economía sino de flujos de dinero.

Costa Rica debe observar con cuidado los casos latinoamericanos que han resultado desastrosos y evaluar su situación actual. No tiene caso compararse con economías completamente distintas ya que sus factores de éxito no se presentan dentro de la realidad costarricense. A la hora de poner en la balanza los aspectos positivos de una eventual dolarización con todas las consecuencias que trae consigo, una posible implementación de este modelo no pareciera positiva para el país. Los impactos y ataduras a los que se sometería la economía costarricense son muchos y las soluciones que plantea la dolarización no justifican el sacrificio. El país debería primero preocuparse por solucionar las profundas grietas fiscales que posee, así como el exacerbado gasto público para atenuar el problema del desempleo, la dolarización no es la respuesta.

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