Se hace necesaria
la regulación del contrabando de cigarros con sanciones fuertes a los
individuos que sean encontrados con productos de ésta índole. Es
responsabilidad de todos denunciar negocios con marcas de procedencia dudosa.
El lograr erradicar el fumado de nuestro país es tarea de todos.
La ley Antitabaco lejos de ser "excesiva"
como afirman algunas tabacaleras defendiendo sus
intereses debe de cerrar
cualquier portillo abierto. Es curioso ver que ahora el sector tabacalero está
preocupado por la evasión de impuestos que pudiera sufrir el Estado. Es cierto
que la tasa impositiva del 60 % representa un ingreso, sin embargo sería más
importante no recibir ningún ingreso en este rubro gracias a la erradicación
completa del consumo del cigarrillo en el país y preocuparnos por mejorar la
recaudación de tributos así como establecer la tan necesaria reforma fiscal que
requiere nuestro país desde hace ya muchos años.
50 millones de muertes en últimos 10 años, Atlas del Tabaco 2012. |
El objetivo de la
Ley Antitabaco no es impactar las arcas de estas empresas sino incidir
directamente en la salud del costarricense y las futuras generaciones. La
factura que pasa la industria tabacalera al país es muy alta, por lo que no me
parece ética la posición de la industria sobre este hecho.
En definitiva la
ley no es excesiva y por el contrario requiere un control más estricto del
contrabando así como la participación activa de todos los costarricenses a la
hora de denunciar. La responsabilidad es de todos.
Como argumento las
tabacaleras hacen referencia a la diferencia de calidad que existe entre sus
productos y los productos contrabandeados, yo por mi parte no logro concebir
que un cigarro pueda catalogarse como un "producto de altísima
calidad" bajo ningún punto de vista. La única realidad es que el cigarro
mata.
De este modo la
respuesta al contrabando no puede ser de ninguna manera el debilitamiento a una
ley que busque erradicar el fumado. El único fin, y de ahí las acciones que se
deben tomar, es eliminar el fumado de nuestro país. Dejar el portillo abierto
para mantener rentable la industria en definitiva no es una opción. El
contrabando se debe de manejar con otros mecanismos que permitan restar
rentabilidad a un producto que aunque de "excelentísima" calidad,
mata al consumidor y al fumador pasivo.
La solución no es
en absoluto declarar el cigarro ilegal, sino, es tomar medidas que: número uno
afecten la rentabilidad de una industria dañina para la sociedad, segundo
generar consciencia en la sociedad actual en Costa Rica y tercero mediante
reducción de rentabilidad y por ende fuerza de la industria
provocar que las generaciones futuras en Costa Rica no se vean expuestas a un
producto tan dañino como lo es el cigarro. Utilizando como estandarte estos
tres pilares, el fin de la Ley Antitabaco, por medio de los impuestos y la
eliminación de todo tipo de publicidad no es otro que atacar todos los frentes
en búsqueda de la consecución de una mejor salud pública. Una industria que
pierde rentabilidad no es ilegal, simplemente es poco atractiva para
inversionistas.
Caja Costarricense de Seguro Social |
Solamente tomando medidas drásticas se podrá avanzar hacia la erradicación. No creo válido escudarse en el argumento de que la demanda siempre va a existir y la oferta por ende recaerá en manos de los contrabandistas. Asimismo, el término "legalidad" dentro de este conflicto sobra pues un cigarro legal y con las más estrictas normas de calidad mata igual que uno ilegal. La solución contra el contrabando definitivamente no es proporcionarle beneficios a una industria dañina solamente porque en el papel se hace llamar legal. El trasfondo del problema es que el producto, sea legal o no, causa millones de muertes a nivel mundial y un gasto inimaginable en salud que podría ser utilizado de mejor manera en pacientes que no hayan sido víctimas de la industria del cigarro.
La lucha no es contra el contrabando únicamente sino en contra el fumado, de ahí que como menciono en anteriormente la regulación del contrabando con sanciones fuertes es necesaria, así como la responsabilidad de todos al denunciar negocios que vendan este tipo de productos. No creo pertinente el favorecer intereses de una industria amparándose en la legalidad si el producto es igualmente dañino. Atacar el contrabando por medio de una mayor rentabilidad de la industria tabacalera no es consecuente de ninguna forma con ninguno de los tres pilares que se mencionaron con anterioridad.
El contrabando no
es únicamente nocivo por el hecho de ser ilegal, sino por el simple hecho de
vender productos dañinos para la sociedad. Partiendo de este hecho irrefutable
no me es lógico buscar la erradicación del contrabando por medio de la rentabilidad
de una industria que vende el mismo producto que mata y causa enfermedades
terribles a la sociedad a pesar de su "excelente" calidad. La lucha
contra el contrabando es ardua pero no por ello la sociedad debe claudicar y
permitir que un sector lucre con la salud pública.
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