Dejando
de lado el tinte ideológico vale la pena cuestionarse la inversión de $1 500
millones que desea realizar Costa Rica en energías contaminantes, que a su vez
buscan ser dejadas de lado en países desarrollados. ¿No deberíamos ir un paso
más adelante y buscar crecer en energías vanguardistas?
Costa
Rica se ha caracterizado por vender una imagen “verde” al mundo y así
posicionar una marca país bajo el slogan: “sin ingredientes artificiales”.
Resulta contradictorio ahora abogar por construir una refinería en el Caribe
costarricense. A la hora de analizar todas las repercusiones no solamente desde
el punto de vista ambiental, sino desde la óptica de plan a largo plazo de lo
que se desea en Costa Rica, la refinería pareciera no encajar dentro de las
acciones coherentes que se deben realizar para la consecución de los objetivos.
Para
empezar, Costa Rica hace alarde internacionalmente de su naturaleza así como la
protección al
medio ambiente. La refinación del petróleo por su parte genera altos índices de contaminación. El petróleo se desintegra para extraer hidrocarburos, químicos y combustibles. Como consecuencia a este proceso existen emanaciones de gases tóxicos al medio ambiente y residuos que llegan a dar a ríos, lagunas y mantos acuíferos alrededor de la refinería. El caribe costarricense no sería la excepción, y se vería impactado por desechos sólidos, olores nocivos y contaminación sónica, así como por el uso de grandes cantidades de agua para lavar los materiales indeseados del proceso. ¿No resulta acaso contradictorio invertir en un proyecto tan nocivo para el medio ambiente y la salud en un país que ha buscado caracterizarse por su flora y fauna “sin ingredientes artificiales”?
Es
incomprensible el hecho de que un país como Costa Rica, que debiera interesarse
en gran medida por energías limpias y así ser consecuente con su marca país,
haya declarado el 6 de marzo de 2006 mediante el decreto 32908-MINAE, de
interés público los proyectos de la Refinadora Costarricense de Petróleo
(RECOPE), en lo referente a importación, refinación, transporte, almacenamiento
y comercialización de hidrocarburos. Es precisamente en este documento que la
Secretaría Técnica Nacional Ambiental (SETENA) y el mismo RECOPE se amparan
para impulsar el proyecto. medio ambiente. La refinación del petróleo por su parte genera altos índices de contaminación. El petróleo se desintegra para extraer hidrocarburos, químicos y combustibles. Como consecuencia a este proceso existen emanaciones de gases tóxicos al medio ambiente y residuos que llegan a dar a ríos, lagunas y mantos acuíferos alrededor de la refinería. El caribe costarricense no sería la excepción, y se vería impactado por desechos sólidos, olores nocivos y contaminación sónica, así como por el uso de grandes cantidades de agua para lavar los materiales indeseados del proceso. ¿No resulta acaso contradictorio invertir en un proyecto tan nocivo para el medio ambiente y la salud en un país que ha buscado caracterizarse por su flora y fauna “sin ingredientes artificiales”?
Las
consecuencias de dicho decreto son graves, ya que en el momento de su firma no
se tomó en cuenta ningún estudio de impacto ambiental y todo pareciera que
RECOPE tendría potestad sobre varías hectáreas de bosque cercanas a las
instalaciones en Moín, que serían taladas.
¿Es
acaso Costa Rica un país con doble moral? Si la respuesta es negativa al menos
podría deducirse que sí es un país con poca planificación, una visión a muy
corto plazo y objetivos difusos para la consecución de metas que cambian
conforme al gobierno de turno.
Mientras
los países desarrollados ya fueron y vienen de vuelta, Costa Rica (un país
verde) comienza su aventura de refinación de petróleo y con ello también amarra
su energía a los hidrocarburos. Un país que en el papel se enrumba hacia las
energías limpias en su VI Plan Nacional de Energía 2012-2030 y pregona su deseo
de convertirse en un país desarrollado, toma decisiones y acciones
diametralmente opuestas a sus palabras.
En
el VI Plan Nacional de Energía 2012-2030 se estipula:
“Es
imperativo actuar sobre este sector para reducir su impacto no solo en el
consumo, sino sobre el ambiente, puesto que también, es responsable de la mayor
parte de la contaminación del aire. El descongestionamiento vial y la
electrificación del transporte, son acciones prioritarias que contribuirán a un
mejor desarrollo del país, reduciendo presiones sobre la economía y el ambiente”.
Es
decir, se tiene como objetivo reducir el consumo de los derivados del petróleo
pero se declararon como de interés público los proyectos de RECOPE, en lo
referente a importación, refinación, transporte, almacenamiento y
comercialización de hidrocarburos, ¿Contradictorio?
El laberinto energético y las incoherencias continúan. Mientras la iniciativa"Energía Sostenible para Todos" (SE4ALL), una coalición de
Gobiernos, el sector privado, la sociedad civil, y organizaciones
internacionales, dio a conocer en el Foro de Energía de Viena el 28 de mayo de 2013 las necesidades para
alcanzar el 100% de acceso universal, duplicar la energía renovable y doblar la
eficiencia energética en 2030, Costa Rica da pasos en dirección contraria a
pesar de su plan 2012-2030. ¿De qué sirve plasmar en el papel un trayecto a
seguir si no se cumple?
En
el mismo Foro de Energía, China fue señalado como un ejemplo del progreso de
alto impacto: el país más poblado del mundo es el mayor consumidor de energía,
pero también lidera la expansión de la energía renovable y la tasa de mejora de
la eficiencia energética a nivel mundial.
¿No
debiera acaso Costa Rica fijarse en los elogios que tienen peso a nivel
internacional y ser consecuente en sus acciones de cara a un eventual ingreso a
la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)? ¿Es acaso
malicioso cuestionarse por qué China trae una refinería a nuestro país, sin
embargo en los foros internacionales su imagen va ligada a la expansión de
energía renovable?
Es
imperativo que Costa Rica no esté a la merced de las tempestades en un océano
turbulento cada vez que hay elecciones presidenciales. Es preciso que ser
marque un rumbo claro, de la mano de políticas inquebrantables que sean
consecuentes con la imagen verde que el país ha logrado posicionar a nivel
internacional y que a su vez vaya ligado a los retos por los cuales países
desarrollados ya están luchando. Sería más provechoso que el país invirtiera
sus esfuerzos en alcanzar su sostenibilidad mediante energías limpias. No
solamente se será congruente con el resguardo del medio ambiente sino que harán
de Costa Rica un país mucho más atractivo.
Ciertamente
no contamos con una economía representativa a nivel mundial ni poseemos muchos
de los recursos que otros países tienen, sin embargo nuestra ventaja
competitiva y fuerte impulsor del turismo (factor de vital importancia en la
economía nacional) ha sido la naturaleza. No requiere tener dos dedos de frente
para saber que una estrategia de resguardo ambiental y energías renovables es
el camino correcto para insertar a Costa Rica en el panorama mundial. ¿Es tan
difícil descifrar que la refinería es una pieza de rompecabezas que no calza?
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