sábado, 22 de junio de 2013

¿Fin del poder?

 
En los últimos días han estallado en Turquía y Brasil manifestaciones de grupos no organizados que Betrand de la Grange define como los "los indignados". La diferencia de estos grupos con cualquier manifestación antes vista radica en que no poseen ninguna afiliación partidista y su descontento aflora alrededor de una insatisfacción acerca de un elemento, que conforme avanza el tiempo, une a su causa una serie de problemáticas que bien pueden estar entrelazadas entre sí o ser completamente dispares.
 
En Brasil un incremento en el transporte público desencadenó una movilización de enorme magnitud en donde temas como la salud, la educación, el costo de la vida derivado de la alta inflación y el descontento por el gasto de cerca de $13.000 millones asociados al Mundial se unieron a la molestia popular. Por su parte en Turquía activistas se movilizaron para impedir la demolición de un parque emblemático que sería reemplazado con un complejo inmobiliario.
 
Moisés Naím lo expresa bien en su libro "The End of Power", los actores con poder ven cada
vez más expuesta su cuota de poderío sobre los demás. El papel de los "indignados" bien podría ser el grupo de "no líderes" que describe Robert Dahl en su teoría de las Poliarquías. Los regímenes autoritarios a pesar del poder que ostentan, todos los dias ven más minado su espectro de control, y las democracias plenas en el papel parecieran cada vez más perder su legitimidad frente a los indignados que florecen alrededor del mundo.

 

A pesar de que este fraccionamiento del poder podría generar controles, también resulta peligroso. La cada vez más frecuente insatisfacción de las personas y su propensión a manifestarse puede compararse con los pasos que da un equilibrista que tiene en ambos lados un precipicio. A su mano derecha el absolutismo, despotismo, y totalitarismo de regímenes autoritarios que de más esta decir son propensos a la corrupción y los abusos. A su mano izquierda una ingobernabilidad absoluta en donde los líderes no tienen giro de acción ya que la insatisfacción popular ha llegado a tal punto que las manifestaciones están a la orden del día. La credibilidad del gobierno y su capacidad para gestionar eficientemente son nulas y el estado de inanición no le permite gobernar.
 
Guardando las distancias del caso, Thomas Hobbes describe en su teoría política lo peligroso que resulta desligarse de un contrato social que garantice el orden público. A pesar de que su solución absolutista resulta inadmisible en el siglo XXI, si es necesario mantener un orden mediante el contrato social para subsistir. Es precisamente en este punto que se entra en un círculo vicioso en donde los indignados de Betrand se manifiestan por su insatisfacción y al mismo tiempo el gobierno pierde facultades para gobernar entrando en un estado de caos sin poder salir de allí. ¿Cómo hacer para lograr caminar sobre la cuerda floja al igual que el equilibrista sin caer en ninguno de los dos vacíos?

 

Costa Rica no ha sido la excepción a esta problemática de escala mundial, y quizás haya sido la incapacidad de este gobierno para manejar su gestión lo que haya evidenciado aún más esta situación en el territorio nacional. Los peligros son grandes y el reto una cuesta muy empinada partiendo del sitio en que se encuentra el gobierno en este momento. Será tarea de todos, enrumbar al país hacia puerto seguro, con una participación activa de los "no líderes" de Dahl y los " indignados de Betrand" proponiendo y ejecutando soluciones que permitan salir adelante a un país que cuenta con las características para ser un actor importante en el marco mundial y ser ejemplo de liderazgo y desarrollo en el siglo XXI.

jueves, 20 de junio de 2013

Refinería: ¿Pieza de rompecabezas que no calza?


Dejando de lado el tinte ideológico vale la pena cuestionarse la inversión de $1 500 millones que desea realizar Costa Rica en energías contaminantes, que a su vez buscan ser dejadas de lado en países desarrollados. ¿No deberíamos ir un paso más adelante y buscar crecer en energías vanguardistas?

Costa Rica se ha caracterizado por vender una imagen “verde” al mundo y así posicionar una marca país bajo el slogan: “sin ingredientes artificiales”. Resulta contradictorio ahora abogar por construir una refinería en el Caribe costarricense. A la hora de analizar todas las repercusiones no solamente desde el punto de vista ambiental, sino desde la óptica de plan a largo plazo de lo que se desea en Costa Rica, la refinería pareciera no encajar dentro de las acciones coherentes que se deben realizar para la consecución de los objetivos.




Para empezar, Costa Rica hace alarde internacionalmente de su naturaleza así como la protección al
medio ambiente. La refinación del petróleo por su parte genera altos índices de contaminación. El petróleo se desintegra para extraer hidrocarburos, químicos y combustibles. Como consecuencia a este proceso existen emanaciones de gases tóxicos al medio ambiente y residuos que llegan a dar a ríos, lagunas y mantos acuíferos alrededor de la refinería. El caribe costarricense no sería la excepción, y se vería impactado por desechos sólidos, olores nocivos y contaminación sónica, así como por el uso de grandes cantidades de agua para lavar los materiales indeseados del proceso.  ¿No resulta acaso contradictorio invertir en un proyecto tan nocivo para el medio ambiente y la salud en un país que ha buscado caracterizarse por su flora y fauna “sin ingredientes artificiales”?
Es incomprensible el hecho de que un país como Costa Rica, que debiera interesarse en gran medida por energías limpias y así ser consecuente con su marca país, haya declarado el 6 de marzo de 2006 mediante el decreto 32908-MINAE, de interés público los proyectos de la Refinadora Costarricense de Petróleo (RECOPE), en lo referente a importación, refinación, transporte, almacenamiento y comercialización de hidrocarburos. Es precisamente en este documento que la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (SETENA) y el mismo RECOPE se amparan para impulsar el proyecto.

Las consecuencias de dicho decreto son graves, ya que en el momento de su firma no se tomó en cuenta ningún estudio de impacto ambiental y todo pareciera que RECOPE tendría potestad sobre varías hectáreas de bosque cercanas a las instalaciones en Moín, que serían taladas.

¿Es acaso Costa Rica un país con doble moral? Si la respuesta es negativa al menos podría deducirse que sí es un país con poca planificación, una visión a muy corto plazo y objetivos difusos para la consecución de metas que cambian conforme al gobierno de turno.

Mientras los países desarrollados ya fueron y vienen de vuelta, Costa Rica (un país verde) comienza su aventura de refinación de petróleo y con ello también amarra su energía a los hidrocarburos. Un país que en el papel se enrumba hacia las energías limpias en su VI Plan Nacional de Energía 2012-2030 y pregona su deseo de convertirse en un país desarrollado, toma decisiones y acciones diametralmente opuestas a sus palabras.   

En el VI Plan Nacional de Energía 2012-2030 se estipula: 

“Es imperativo actuar sobre este sector para reducir su impacto no solo en el consumo, sino sobre el ambiente, puesto que también, es responsable de la mayor parte de la contaminación del aire. El descongestionamiento vial y la electrificación del transporte, son acciones prioritarias que contribuirán a un mejor desarrollo del país, reduciendo presiones sobre la economía y el ambiente”.




Es decir, se tiene como objetivo reducir el consumo de los derivados del petróleo pero se declararon como de interés público los proyectos de RECOPE, en lo referente a importación, refinación, transporte, almacenamiento y comercialización de hidrocarburos, ¿Contradictorio?

El laberinto energético y las incoherencias continúan. Mientras la iniciativa"Energía Sostenible para Todos" (SE4ALL), una coalición de Gobiernos, el sector privado, la sociedad civil, y organizaciones internacionales, dio a conocer en el Foro de Energía de Viena el 28 de mayo de 2013 las necesidades para alcanzar el 100% de acceso universal, duplicar la energía renovable y doblar la eficiencia energética en 2030, Costa Rica da pasos en dirección contraria a pesar de su plan 2012-2030. ¿De qué sirve plasmar en el papel un trayecto a seguir si no se cumple?

En el mismo Foro de Energía, China fue señalado como un ejemplo del progreso de alto impacto: el país más poblado del mundo es el mayor consumidor de energía, pero también lidera la expansión de la energía renovable y la tasa de mejora de la eficiencia energética a nivel mundial.

¿No debiera acaso Costa Rica fijarse en los elogios que tienen peso a nivel internacional y ser consecuente en sus acciones de cara a un eventual ingreso a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)? ¿Es acaso malicioso cuestionarse por qué China trae una refinería a nuestro país, sin embargo en los foros internacionales su imagen va ligada a la expansión de energía renovable?

Es imperativo que Costa Rica no esté a la merced de las tempestades en un océano turbulento cada vez que hay elecciones presidenciales. Es preciso que ser marque un rumbo claro, de la mano de políticas inquebrantables que sean consecuentes con la imagen verde que el país ha logrado posicionar a nivel internacional y que a su vez vaya ligado a los retos por los cuales países desarrollados ya están luchando. Sería más provechoso que el país invirtiera sus esfuerzos en alcanzar su sostenibilidad mediante energías limpias. No solamente se será congruente con el resguardo del medio ambiente sino que harán de Costa Rica un país mucho más atractivo.

Ciertamente no contamos con una economía representativa a nivel mundial ni poseemos muchos de los recursos que otros países tienen, sin embargo nuestra ventaja competitiva y fuerte impulsor del turismo (factor de vital importancia en la economía nacional) ha sido la naturaleza. No requiere tener dos dedos de frente para saber que una estrategia de resguardo ambiental y energías renovables es el camino correcto para insertar a Costa Rica en el panorama mundial. ¿Es tan difícil descifrar que la refinería es una pieza de rompecabezas que no calza?

jueves, 6 de junio de 2013

¿Ley Antitabaco excesiva?



Se hace necesaria la regulación del contrabando de cigarros con sanciones fuertes a los individuos que sean encontrados con productos de ésta índole. Es responsabilidad de todos denunciar negocios con marcas de procedencia dudosa. El lograr erradicar el fumado de nuestro país es tarea de todos.

La ley  Antitabaco lejos de ser "excesiva" como afirman algunas tabacaleras defendiendo sus


50 millones de muertes en últimos 10 años, Atlas del Tabaco 2012. 
intereses debe de cerrar cualquier portillo abierto. Es curioso ver que ahora el sector tabacalero está preocupado por la evasión de impuestos que pudiera sufrir el Estado. Es cierto que la tasa impositiva del 60 % representa un ingreso, sin embargo sería más importante no recibir ningún ingreso en este rubro gracias a la erradicación completa del consumo del cigarrillo en el país y preocuparnos por mejorar la recaudación de tributos así como establecer la tan necesaria reforma fiscal que requiere nuestro país desde hace ya muchos años.


El objetivo de la Ley Antitabaco no es impactar las arcas de estas empresas sino incidir directamente en la salud del costarricense y las futuras generaciones. La factura que pasa la industria tabacalera al país es muy alta, por lo que no me parece ética la posición de la industria sobre este hecho.

En definitiva la ley no es excesiva y por el contrario requiere un control más estricto del contrabando así como la participación activa de todos los costarricenses a la hora de denunciar. La responsabilidad es de todos.

Como argumento las tabacaleras hacen referencia a la diferencia de calidad que existe entre sus productos y los productos contrabandeados, yo por mi parte no logro concebir que un cigarro pueda catalogarse como un "producto de altísima calidad" bajo ningún punto de vista. La única realidad es que el cigarro mata.


Sólo en 2012 Costa Rica gastó $152 millones en atención de pacientes con enfermedades atribuidas al tabaco. Partiendo de esto no me parece ético el querer ser competitivo con un producto que busca lucrar con la salud de la población. Desde mi óptica el "gap" al que se refieren las tabacaleras entre precio de venta del producto legal con el cigarro de contrabando no se puede traducir en defender los intereses de una industria dañina para la sociedad.

De este modo la respuesta al contrabando no puede ser de ninguna manera el debilitamiento a una ley que busque erradicar el fumado. El único fin, y de ahí las acciones que se deben tomar, es eliminar el fumado de nuestro país. Dejar el portillo abierto para mantener rentable la industria en definitiva no es una opción. El contrabando se debe de manejar con otros mecanismos que permitan restar rentabilidad a un producto que aunque de "excelentísima" calidad, mata al consumidor y al fumador pasivo.

La solución no es en absoluto declarar el cigarro ilegal, sino, es tomar medidas que: número uno afecten la rentabilidad de una industria dañina para la sociedad, segundo generar consciencia en la sociedad actual en Costa Rica y tercero mediante reducción de rentabilidad y por ende fuerza de la industria provocar que las generaciones futuras en Costa Rica no se vean expuestas a un producto tan dañino como lo es el cigarro. Utilizando como estandarte estos tres pilares, el fin de la Ley Antitabaco, por medio de los impuestos y la eliminación de todo tipo de publicidad no es otro que atacar todos los frentes en búsqueda de la consecución de una mejor salud pública. Una industria que pierde rentabilidad no es ilegal, simplemente es poco atractiva para inversionistas.

Caja Costarricense de Seguro Social
Las cifras son claras, el fumado le cuesta a cada país entre 1% y 2% de su PIB anual según el Atlas del Tabaco en su edición de 2012, fuera de los fríos números le cuesta a billones de familias sufrimiento y a millones de pacientes dolores inimaginables. Sí queremos desaparecer la industria en el largo plazo debemos de tomar medidas hoy y no poner metas en periodos prolongados sin ser consecuentes.

Solamente tomando medidas drásticas se podrá avanzar hacia la erradicación. No creo válido escudarse en el argumento de que la demanda siempre va a existir y la oferta por ende recaerá en manos de los contrabandistas. Asimismo, el término "legalidad" dentro de este conflicto sobra pues un cigarro legal y con las más estrictas normas de calidad mata igual que uno ilegal. La solución contra el contrabando definitivamente no es proporcionarle beneficios a una industria dañina solamente porque en el papel se hace llamar legal. El trasfondo del problema es que el producto, sea legal o no, causa millones de muertes a nivel mundial y un gasto inimaginable en salud que podría ser utilizado de mejor manera en pacientes que no hayan sido víctimas de la industria del cigarro.

La lucha no es contra el contrabando únicamente sino en contra el fumado, de ahí que como menciono en anteriormente la regulación del contrabando con sanciones fuertes es necesaria, así como la responsabilidad de todos al denunciar negocios que vendan este tipo de productos.  No creo pertinente el favorecer intereses de una industria amparándose en la legalidad si el producto es igualmente dañino. Atacar el contrabando por medio de una mayor rentabilidad de la industria tabacalera no es consecuente de ninguna forma con ninguno de los tres pilares que se mencionaron con anterioridad.

El contrabando no es únicamente nocivo por el hecho de ser ilegal, sino por el simple hecho de vender productos dañinos para la sociedad. Partiendo de este hecho irrefutable no me es lógico buscar la erradicación del contrabando por medio de la rentabilidad de una industria que vende el mismo producto que mata y causa enfermedades terribles a la sociedad a pesar de su "excelente" calidad. La lucha contra el contrabando es ardua pero no por ello la sociedad debe claudicar y permitir que un sector lucre con la salud pública.

domingo, 2 de junio de 2013

Dolarización: ¿Atarnos de manos?



Recientemente el tema de la dolarización ha llegado a la palestra nacional. ¿Qué es la dolarización? El simple acto de adoptar una moneda extranjera como sustituto de la moneda local. En nuestro caso la desaparición del colón costarricense por el uso del dólar estadounidense como divisa de cambio.

A simple vista se podría deducir que esta medida buscaría equiparar los patrones de consumo en Estados Unidos. Una premisa sería: ganamos en dólares, gastamos en dólares (en una ya de por sí economía dolarizada extraoficialmente según los promotores de esta medida) ¿Cuál es el problema entonces? La oferta pareciera atractiva, sin embargo hay un trasfondo mucho más alarmante.

Los impactos claros al implementar la dolarización son: la pérdida de independencia en la política monetaria, la pérdida de competitividad, la pérdida de capacidad del Banco Central para imprimir dinero y actuar como prestamista al sistema bancario nacional y por último la pérdida de capacidad para generar bonos del Estado en colones con el fin de nutrir al gobierno y sostener el elevado déficit fiscal que sufre (tema aparte es la reestructuración del gasto público, reforma tributaria y mejora en recaudación urgente en Costa Rica).

El mayor riesgo que existe con la dolarización es la pérdida de soberanía sobre la política monetaria. Con un sistema dolarizado el país se expone a depender única y exclusivamente de las decisiones tomadas por la Reserva Federal con respecto a la oferta monetaria. Básicamente Costa Rica estaría negándose el derecho a establecer Operaciones de Mercado Abierto. Pero, ¿Qué son las Operaciones de Mercado Abierto? Estás operaciones son una de las principales herramientas con que cuenta cualquier banco central para controla el tamaño de la oferta monetaria. En el caso estadounidense Cuando el FED compra instrumentos financieros, pone más dinero en circulación. Con más dinero disponible, las tasas de interés tienden a disminuir, y así más dinero es prestado y gastado. Cuando el FED vende instrumentos financieros, saca de circulación el dinero, causando que las tasas de interés aumenten, haciendo los préstamos más caros y, por lo tanto, menos accesibles. Así, Costa Rica perdería su soberanía sobre la oferta monetaria y sus tasas de interés ya que la FED sería la que establecería la oferta de dólares.

Una vez claro el concepto de Operaciones de Mercado Abierto es oportuno conocer las implicaciones que trae abandonar el uso de otras herramientas básicas de la política económica, como la cambiaria, atando permanentemente la economía a un sistema inflexible, que puede gestar problemas insospechados. Está atadura a un esquema cambiario rígido resulta preocupante cuando las principales monedas del mundo operan con un modelo de fluctuación constante unas frente a otras. Partiendo de este punto ya hay una clara desventaja.

La pérdida de competitividad nace de la falta de control sobre el valor de la divisa que se adopta, en este caso el dólar. Con el sistema actual es posible establecer el valor de un colón, es decir, hacer que un colón valga más o menos dólares según las necesidades de la coyuntura económica mundial. Al implementar la dolarización se perderá definitivamente este control ya que un dólar siempre valdrá un dólar y será precisamente la FED con sus Operaciones de Mercado Abierto la que regulará a su necesidad la oferta de dólares según sea su política acerca de tasa de interés, inflación y tasa de cambio. Lo preocupante es que su política incidirá directamente sobre la economía costarricense y las autoridades nacionales con toda la carga de recortes en su soberanía, tendrán menos capacidad de reacción y de gestión.

En el caso de los exportadores la eliminación del tipo de cambio haría que sus productos sean más caros a nivel internacional ya que perderán la ventaja de consumir localmente en colones y vender en dólares. Este punto es especialmente sensible ya que incide directamente en la producción nacional, la tasa de desempleo y puede llevar a una eventual recesión.

 Milton Friedman en su Teoría Cuantitativa del Dinero apunta una relación básica entre la actividad económica, los precios y el nivel de monetización de la economía, es decir, existe un vínculo entre la cantidad de dinero y el nivel de los precios de una economía. La expresión matemática de la fórmula de Friedman es la siguiente: MV=PT, es decir, la masa monetaria que circula (MV) es igual al valor (P) en que se transan los bienes y servicios producidos (T).

Si aceptamos que el tipo de cambio fijo provoca una estabilidad de precios (P) constante y, por ende, una velocidad (V) de circulación constante, queda claro que la actividad productiva del país depende, según la fórmula de la teoría monetarista, única y exclusivamente de la cantidad de dinero circulante. Cuanto mayor sea la cantidad de dinero, mayor será el nivel de producción local.

Esta relación altera el concepto esencial de la fórmula y de la Teoría Cuantitativa del Dinero, donde la cantidad de dinero se vincula con los precios: a mayor emisión monetaria, mayor inflación, según Milton Friedman.

Como consecuencia de esta alteración que causa la dolarización, el vínculo de la emisión monetaria no es con los precios sino con la actividad económica, por lo que la cantidad de moneda circulante afectará directamente la producción.

Costa Rica al implementar la dolarización eliminaría la posibilidad de emitir dinero, por lo que se privaría de una herramienta para fomentar la producción y el crecimiento en momentos en que esto es necesario. La única forma de monetizarse sería por medio de inversiones extranjeras directas, transacciones comerciales de balanzas de pago o endeudamiento externo. Ante una escenario recesivo mundial Costa Rica generaría menos exportaciones por su ya de por si poco competitiva producción atada a un esquema cambiario rígido como se mencionó anteriormente (además de la eventual desaceleración en su producción provocada por la cantidad de moneda circulante a expensas de la política monetaria estadounidense).

Por último, como se mencionó anteriormente en los impactos que tendría una eventual dolarización en Costa Rica, el Banco Central perdería la capacidad para generar bonos del Estado en colones y de este modo sufragar el gasto público. El 30 de abril de 2003 ingresaron al Banco Central de Costa Rica $1.000 millones producto de la colocación de bonos de deuda externa por parte del Ministerio de Hacienda en los mercados internacionales, llamados eurobonos. Mientras continuemos con nuestro historial de indisciplina fiscal resulta muy peligroso abrazar un sistema dolarizado. En otros países como México, Brasil, Argentina, Rusia o recientemente Grecia con la “eurolización”, se necesitó desesperadamente la monetización de la moneda por medio de endeudamiento o inclusive la creación de nuevas monedas. Países como Ecuador, Panamá y El Salvador no resultan buenos parámetros de comparación ya que la esencia de sus economías recae en factores muy diversos y ajenos a nuestra realidad. Ecuador tiene al petróleo como su principal fuente de ingresos, El Salvador las remesas del exterior y Panamá los servicios financieros intangibles. Las tres economías tienen en común el poseer menor riesgo al dolarizar debido a que sus economías no dependen de la competitividad del sector real de la economía sino de flujos de dinero.

Costa Rica debe observar con cuidado los casos latinoamericanos que han resultado desastrosos y evaluar su situación actual. No tiene caso compararse con economías completamente distintas ya que sus factores de éxito no se presentan dentro de la realidad costarricense. A la hora de poner en la balanza los aspectos positivos de una eventual dolarización con todas las consecuencias que trae consigo, una posible implementación de este modelo no pareciera positiva para el país. Los impactos y ataduras a los que se sometería la economía costarricense son muchos y las soluciones que plantea la dolarización no justifican el sacrificio. El país debería primero preocuparse por solucionar las profundas grietas fiscales que posee, así como el exacerbado gasto público para atenuar el problema del desempleo, la dolarización no es la respuesta.