Al parecer el Gobierno
no se conforma con generar polémica a su alrededor luego de tres años de
gestión, y busca la manera de iniciar su último año con broche de oro. El fin
de semana anterior la Presidenta de la República, Laura Chinchilla junto con su
esposo, José María Ricco; la asistente de la mandataria, Irene Pacheco; el
ministro de Comunicación, Francisco Chacón y la ministra de Comercio Exterior
(COMEX), Anabel González, esposa de Chacón, realizaron un vuelo privado a bordo
de una aeronave facilitada por la empresa Thorneloe Energy (THX); empresa canadiense que se dedica a la explotación de hidrocarburos.
Después del incidente el
ministro Chacón ha tenido la osadía de afirmar que esto no es una “dadiva” y
que más bien responde a una “contribución al gobierno”. Qué grave es cuando tecnicismos de este tipo se utilizan para escudar una acción que vista desde cualquier ángulo es reprochable. Aún más triste resulta pensar que la Presidenta de la República se dé el lujo de actuar de esta manera con tanta insatisfacción por parte del pueblo con respecto a su administración, pero, ¿Cuáles son los elementos que deberíamos de analizar los costarricenses alrededor de esta circunstancia que se suscitó? ¿En qué aspectos deberíamos de fijarnos para evaluar esta situación?
que más bien responde a una “contribución al gobierno”. Qué grave es cuando tecnicismos de este tipo se utilizan para escudar una acción que vista desde cualquier ángulo es reprochable. Aún más triste resulta pensar que la Presidenta de la República se dé el lujo de actuar de esta manera con tanta insatisfacción por parte del pueblo con respecto a su administración, pero, ¿Cuáles son los elementos que deberíamos de analizar los costarricenses alrededor de esta circunstancia que se suscitó? ¿En qué aspectos deberíamos de fijarnos para evaluar esta situación?
Número uno, la pésima
asesoría que doña Laura tiene por parte de una persona que no posee conocimientos
acerca de comunicación ni imagen. No hay que tener dos dedos de frente para
saber que la imagen de la Presidenta se ha erosionado monumentalmente durante
su gestión. ¿Habrá que ser todo un experto en imagen y comunicación para saber
que un viaje de esta índole causaría polémica en la población? ¿Se necesita
algo más que sentido común para vaticinar descontento popular después de este
viaje? ¿No es acaso claro el conflicto de intereses? Honestamente creo que no.
Como si fuera poco los costarricenses tenemos aún en nuestra retina la cifra de
¢160 millones que la mandataria anunció, con bombos y platillos, gastará para
mejorar su imagen. ¿No sería lógico que si todos los costarricenses estamos
pagando para que su imagen mejore también ella y su equipo tengan un poco de
sentido común y realicen acciones de la mano con este objetivo?
Número dos, para nadie
es un secreto que esta gestión ha estado manchada de elementos que atentan
contra la ética en la función pública. Procesos de licitación oscuros como el
de la carretera San José-San Ramón, cartas de “recomendación” sospechosas, una
trocha fronteriza plagada de irregularidades; y ahora como si fuera poco el
último año de su gestión la Presidenta y su delegación realizan un viaje a Perú,
gracias a una desinteresada “obra de caridad” de Thorneloe Energy, para asistir
a la boda del hijo del vicepresidente de la República, Luis Liberman, y de paso
tener una reunión con el presidente de Peruano, Ollanta Humala; que más se da
como una oportunidad para aprovechar el viaje que como un encuentro serio entre
mandatarios.
Número tres, y quizás el
más peligroso e indignante de todos los elementos, el Ministro Chacón asegura
que no ve nada de grave en el asunto y que más bien esta “contribución al
gobierno” le ahorra dinero al Estado costarricense; es decir, la mandataria
gracias a que aceptó esta contribución completamente desinteresada de una
empresa estadounidense, evitó que se erogara dinero. ¿Realmente este señor
espera que los costarricenses acepten esta respuesta? La realidad acá es que
ningún mandatario debería de aceptar ningún tipo de contribución bajo ninguna
circunstancia, en primera instancia por dignidad y en segunda por ética. ¿Si
esto no es un claro conflicto de intereses yo me pregunto qué lo es?
Probablemente lo que más
preocupe y entristezca a la vez es que aún falta un año de gestión, y si por la
víspera se saca el día, faltarán muchas más de estas acciones que no hacen más
que dañar la ya de por si maltrecha imagen que tiene el costarricense de la
clase política. La ingobernabilidad e insatisfacción, bien fundamentada por
parte del costarricense, continuará creciendo y peligrosamente nos podemos
acercar a formas de gobierno antidemocráticas que el pueblo podría buscar más
de forma desesperada que razonando lo que ocurre y cuáles son las verdaderas
soluciones que nuestro país necesita. ¿Hasta cuándo? Esa es la pregunta que
todos nos hacemos.
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