¿Cuánto tiempo más aguantará la Unión Europea? La
percepción interna cada año se hace más negativa. Quienes deben salvar a los
demás parecieran estar cansados de la situación y quienes necesitan ser
salvados ven a sus "mesías" como arrogantes y poco compasivos. Francia
acaba de caer en recesión y el panorama continúa oscureciéndose. ¿Será esto
acaso una señal con respecto al Acuerdo de Asociación entre Centroamérica y la
Unión Europea que se busca ratificar en nuestra Asamblea Legislativa? No se
puede analizar la situación desde una óptica de blanco o negro, ya que existen
diferentes matices y escenarios.
Es cierto que quizás la Unión Europea ha evidenciado
grandes grietas entre las naciones y quizás estas diferencias sean las que
luego de casi 20 años de entrar en vigencia el Tratado de la Unión Europea han
traído crisis al bloque. El ingreso de países que no estaban preparados para
los lineamientos establecidos ha significado una crisis europea. ¿Podría esto
ocurrirle a Costa Rica y Centroamérica en su búsqueda por unificar el bloque
centroamericano? Las diferencias entre los países centroamericanos en el
aspecto económico y cultural son palpables. En una región que se ha
caracterizado por agarrar cada uno por su lado, en especial Costa Rica, esto
podría significar problemas.
Es curioso que entre las personas que señalan a los
alemanes como los más confiables aparecen personas jóvenes que admiran su
reputación y prudencia al actuar, mientras que los sectores, no mayoritarios,
que señalan a Alemania la menos confiable dentro de los países de la Unión
Europea son de edad avanzada, dejando entrever un recelo y resentimiento aún
vivo de la Segunda Guerra Mundial. En segundo lugar con respecto a la categoría de
arrogancia aparecen los franceses, quienes hasta hace unos meses eran los
segundos a bordo después de los alemanes y ahora se han unido al club de países
con recesión dentro del bloque.
¿Por qué es importante este análisis? Los países
tienen diferentes percepciones sobre sus vecinos y deben de ser tomadas en
cuenta a la hora de ejecutar acciones en conjunto como un bloque.
Del otro lado de la moneda, existe la necesidad de
ratificar el acuerdo con la Unión Europea, ya que estos son el tercer mercado
más importante para Costa Rica, y quedarse afuera de una iniciativa de esta
magnitud sería catastrófico. En 2011 las exportaciones totales de Costa Rica
superaron los $10.500 millones, de los cuales alrededor del 18 % se envió a la
Unión Europea, siendo ésta así la tercera región en importancia del destino de exportaciones
costarricenses.
Dentro de las exportaciones costarricenses el banano
es el principal producto agrícola. En 2012 su exportación registró 107 millones
de cajas, lo que representó cerca de U$S 822 millones, y de las cuales más de
la mitad (52,7%) tuvieron como destino la Unión Europea. En el ámbito
comercial, Centroamérica liberalizará de manera inmediata el 47% del universo
arancelario, mientras que la Unión Europea otorgó el 91%, consolidando y
mejorando las preferencias otorgadas en el marco del Sistema Generalizado de
Preferencias. Estas son cifras que no se puede ignorar y representan un peso
muy importante en la economía nacional.
Es cierto que los países centroamericanos tienen
grandes diferencias y que lo ideal sería negociar por separado con base en
estas características propias de cada país, sin embargo no podemos dormirnos en
los laureles y vivir en nuestro mundo ideal. La realidad es que Costa Rica es
un país pequeño con una economía igualmente pequeña que requiere pertenecer a
bloques para poder negociar.
La capacidad de Costa Rica es indiscutible y no cabe la
menor duda de que su inserción a la economía mundial será satisfactoria si
cuenta con las herramientas necesarias. Nadie dijo que sería fácil ni que todo
estaría servido en la mesa para nosotros. Es por esto que no se debe de ver la
situación en blancos y negros, sino poner en la balanza los aspectos positivos
y negativos, ganar beneficios y ceder otros con la meta última de entrar a un
mercado de gran importancia para Costa Rica.
Lo sucedido en la Unión Europea es una lección, y Centroamérica deberá sortear estas dificultades si quiere ser tomado en cuenta en el comercio internacional. Quedarse de brazos cruzados o negociar sin realizar mejoras en la integración centroamericana a lo largo del tiempo y de una forma constante podría significar vernos envueltos en conflictos regionales. Las condiciones están dadas y serán sólo los liderazgos centroamericanos y las verdaderas ansias de sacar a la región del subdesarrollo las que permitan establecer lazos sólidos de integración y rumbos claros que no deberán ser dependientes de cada gobierno de turno.